Los niños con autismo muestran mayor rechazo a los alimentos por su textura: "La selectividad alimentaria es un desafío"

Foto de familia de la presentación del “Estudio comparativo sobre selectividad alimentaria en grupo de niños y niñas con Trastorno del Espectro del Autismo y desarrollo típico”.
Foto de familia de la presentación del “Estudio comparativo sobre selectividad alimentaria en grupo de niños y niñas con Trastorno del Espectro del Autismo y desarrollo típico”.
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Foto de familia de la presentación del “Estudio comparativo sobre selectividad alimentaria en grupo de niños y niñas con Trastorno del Espectro del Autismo y desarrollo típico”.

Los niños con autismo pueden mostrar mayor rechazo a los alimentos por su textura que por su sabor, según los resultados del ‘Estudio comparativo sobre selectividad alimentaria en grupo de niños y niñas con Trastorno del Espectro del Autismo y desarrollo típico’, financiado por Fundación Solidaridad Carrefour y realizado por a·Autismo de ATADES, en colaboración con Fundación Alícia.

El estudio concluye que los niños con autismo, respecto a niños sin autismo, y en edades comprendidas entre los 2 y 6 años, muestran una diferencia en la aceptación de alimentos según su textura. Es precisamente en el área sensorial donde se establecen mayores selectividades, siendo mayoritariamente, los alimentos de ciertas texturas los más rechazados.

Otra conclusión es que no se detectaron diferencias destacables en la calidad de la dieta y selectividades en cuanto al color, olor o sabor entre los grupos de estudio. Aunque si se observa menor aceptación en general a los alimentos por parte del grupo de niños con TEA.

Esto limita la dieta de quien la sufre, causando preocupación en madres y padres. El grupo de muestra que se estudió fueron 16 niños con autismo y 17 con desarrollo típico.

Para la vicepresidenta de Atades, Susana Álvarez, “la selectividad alimentaria es un desafío significativo para muchos niños y niñas con TEA y sus familias. La rigidez en las preferencias alimentarias puede tener un impacto profundo en la nutrición, la salud general y la dinámica familiar. Es, por ello, que este estudio es crucial para comprender mejor las causas y las implicaciones de la alimentación en niños con TEA, así como para poder desarrollar estrategias efectivas que ayuden a mitigar sus efectos”.

Las profesionales que participaron en el Estudio fueron la coordinadora de a·Autismo, Paula Rodríguez; la terapeuta ocupacional, experta en atención temprana e integración sensorial de Espacio Atemtia, Clara Poza; la responsable de Proyectos de Fundación Alícia, Fabiola Juárez, y el chef Marc Puig-Pey.

Paula Rodríguez destacó que “en nuestra práctica profesional observamos que la selectividad alimentaria representa un reto y un desafío, que provoca situaciones muy estresantes para las familias y los niños, puesto que influye directamente en la salud. Los procesos de alimentación son complejos y hay que tener en cuenta diversos factores individuales. Con este estudio hemos querido centrarnos en las características sensoriales de los alimentos, para poder comprobar si existe una selectividad de grupo relacionada con algún sentido en particular y poder desarrollar apoyos, a través de una página web y un recetario, para las familias y profesionales”.

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